miércoles, 3 de marzo de 2010

Percy Jackson y el Ladrón del Rayo.



Grecia está en la ruina. Y no lo digo sólo porque tengan todo su patrimonio histórico derruido (que también) sino por la dificil situación económica que está atravesando como país No sé si será pura coincidencia, pero últimamente están empezando a gestarse (y consumarse) proyectos cinemátográficos basados en la mitología helénica... ¿Habrán cedido los derechos de su propia historia nuestros vecinos mediterráneos para paliar su crisis? ¿Habrán sido capaces de prostituir a sus propios Dioses a cambio de unos cuantos dólares americanos?
Sí, dólares americanos. Porque, cómo no, ha sido la Factoría Hollywoodiense la que ha tenido la brillante idea de resucitar para la "gran pantalla" a Hades, Zeus, Poseidón, Atenea, Medusa, los centauros, las furias, los sátiros y el resto de fauna mitológica que no menciono porque me da pereza seguir copiando sus nombres de la Wikipedia... ¿O es que a caso os pensábais que era un erudito en este tema?  


 "En la cabeza tengo de todo menos caspa".


 "¡Pues películas así acercan la cultura al pueblo llano e ignorante!", dirán algunos. Pues no. Abominaciones como éstas violan la cultura. Es más, y ya que hablamos de griegos, me voy a permitir la licencia  (poética) de decir que abominaciones como éstas dan por culo a la cultura. ¿Por qué? Pues porque no es una recreación de las leyendas que todos hemos escuchado alguna vez, sino que nos encontramos ante una "actualización". ¿Qué significa actualización? Pues este concepto, muy de moda por la reciente versión kung-funiana de Sherlock Holmes, implica una modernización de personajes y tramas para adaptarlos a los (pésimos) gustos del público de ahora.

¿Y qué es lo que lo ha petado últimamente? Pues Harry Potter y sus chorrecientas aventuras. Así que,  para repetir la fórmula del éxito, han intentado meter en una baticao cosas del niño mago y algunos de los piques internos que existían entre los dioses griegos; obteniendo un nuevo producto listo para su rápido consumo... ¡Percy Jackson y el Ladrón del Rayo!

¿Que se parece a Harry Potter? ¡Nooooo! ¿Por qué? ¿Porque Percy sea un niño cualquiera que un día descubre que es un ser poderoso del cual depende el destino del mundo? Casualidad. ¿Porque a Percy le acompañe una chica de la que se acaba enamorando y un chico que es el típico gracioso del grupo? Casualidad. Ambos personajes son muy diferentes: Harry es un simple mago y, en resumidas cuentas, eso está al alcance de cualquiera... ¡En cambio Percy es un semidios! ¡Jódete, J.K. Rowling!



"Tengo escudo: rebota, rebota y en tu culo explota".


Y os preguntaréis, ¿cómo se hace un niño semidios? Pues es algo así: los Dioses, de vez en cuando, bajaban a la tierra para mojar sus divinos churros en chochitos mortales... y a veces hasta hacían diana. Cuando el bebé nacía,  las Divinidades, para evitar pagar la manutención de las criaturas, argumentaban tener cosas que hacer y las abandonaban. Cosas de Dioses. Y no creáis que esto pasó una vez. No. Son muchos los dioses bastardos que están repartidos por ahí,  algo parecido a lo que pasa con los Borbones...

¿Y por qué no se nos explica con quién folló la madre de éste?


Pues Pirsing (éste tendría que haber sido el nombre para que la modernización del personaje fuera sido completa) Jackson se ve metido en una trama de un robo de un rayo, que era de Zeus. Éste se enfada y dice que si no se lo devuelven la va a liar parda en la Tierra, así que de esta manera empieza una apasionante aventura para recuperar el rayo. ¿Apasionante aventura? Quería decir mierda de aventura: como Pirsing era tan poderoso, secuestran a su madre (?) y  el chico decide desobedecer las órdenes de su intsructor y resolverlo todo a su manera.

Para resumir, todo se reduce a una road movie a través de los USA en busca de unas perlas que estaban esparcidas por la geografía americana, concretamente en  un museo, en  una tienda y en un casino de Las Vegas. En realidad esas perlitas eran el billete de salida del inframundo, porque Pirsing tenía que ir hasta allí para liberar a su madre. ¿Lo consigue? Claro. ¿Salva el mundo? Claro. ¿Dónde estaba el jodido rayo mortífero? Pues se ve que otro joven semidios se lo había escondido a Pirsing en su escudo, para gastar la típica inocentada que te hacen cuando eres novato en algun sitio.


De aquí viene la típica expresión de adolescente: "No me rayes".


Pues bueno, todos contentos: Zeus con su rayo, Poseidón conoce a su hijo y le pega la típica charla de arrepentimiento, Pirsing perdona a su padre y... ¿Fin? No, queridos: aún nos quedan tres adaptaciones más para poder conocer el desenlace de esta épica historia...



 La galería de los Horrores.


...Que no le importe a nadie cómo acabe, eso es otra historia.




3 comentarios:

  1. Un cop més, fa vostè una crítica d'una pel·lícula i d'uns llibres que no coneixia de res.

    En tot cas hem de donar gràcies que no passi com amb l'època dels films bessons, que n'estrenaven dues d'iguals: Capote vs Infamous

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  2. Sí, sr. Josep, els meus gustos cinèfils són especials. Em comprometo a fer "crítiques" sobres pel·lícules més populars... Revisaré la meva filmoteca sobre Isabel Coixet. Pot llençar propostes...

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